Beneficios laborales se convierten en obligaciones
Hace unos años conversaba con un familiar, de manera informal, sobre muchos temas y, dentro de todo y nada, calificó a los clientes en este tiempo como “cafres”.
Fuente: http://hiverhq.com/ |
Y es que la gestión empresarial, en su ánimo por crear fidelidad en su cliente, ha emprendido una infinidad de acciones para consentirlo y convertirlo en el rey.
Mi pregunta hasta aquí es: ¿Es responsable la gestión empresarial de crear el actual comportamiento de los clientes?
Ahora mismo recuerdo un dicho de la sabiduría popular que reza: “Cría cuervos y te sacarán los ojos”.
Hoy en día, como el cliente es el rey, “tiene derecho” a exigir, de manera cruel y exagerada, que sus derechos se cumplan y que se concrete la promesa que sus expectativas serán superadas.
Creo firmemente que en el servicio al cliente debería haber un límite, ya que en algunas ocasiones este exige lo que no se prometió.
En este contexto, ¿habrá llegado el empresario al punto de tener temor frente a malas experiencias de sus clientes, so pena de ser difamados y exhibidos al público como malos servidores de sus clientes, aunque no tengan la culpa?
Fuente: http://www.roastbrief.com.mx/ |
Y con respecto a la gestión de personas, a principio de cada año, quienes nos encontramos en este ámbito, buscamos las opiniones de expertos. Es así como he tenido la oportunidad de leer sobre las tendencias de la gestión de talento para este año 2017.
Algunos expertos indican que las empresas deben ofrecer experiencias en los puestos de trabajo para consolidar el compromiso emocional del talento humano, es decir, las áreas de trabajo y en general el ámbito laboral deberá estar compuesto de gimnasios, espacios abiertos, clubes de corredores, ciclismo, deportes extremos o cualquier otra actividad deportiva que vincule emocionalmente a los colaboradores, además de cafeterías bien acondicionados para hacer vivir una experiencia al trabajador.
Fuente: http://cdn01.ib.infobae.com |
En este sentido, el colaborador se está convirtiendo en un verdadero cliente, un cliente interno, a quién el empresario ofrecerá beneficios laborales, convertidos ahora en experiencias para comprometerlo, fidelizarlo e, incluso, que labore apasionadamente, sin límites de horario y enfocado en lo que se le ha encomendado.
Sin embargo, como toda moneda, un escenario como este tendrá dos caras, y, anticipándome un poco a lo que está sucediendo ya en las empresas, es probable que el colaborador, a lo cliente externo, se vuelva un cafre también, es decir, aquel que cruel y exageradamente exija experiencias laborales para que, en cierta manera, lo consientan y que superen sus expectativas laborales.
Bueno, así es el ser humano y no me extrañaría que en el futuro veamos algunos comportamientos como estos, ya que todo aquello que recibe el ser humano, después, por efectos de la costumbre, lo considerarán un derecho adquirido y, por lo tanto, digno de ser exigido.
Por esta razón, me gustaría dejar claro algunos conceptos que considero importantes para un probable escenario como el que les he descrito:
Derecho. m. Facultad de hacer o exigir todo aquello
Fuente: http://www.cograf.com/ |
que la ley o la autoridad establece en nuestro favor, o que el dueño de una cosa nos permite en ella.
Beneficio. m. Bien que se hace o se recibe.
Por supuesto, en este tema, especialmente para algunos países, es probable que las leyes obliguen al empresario a continuar brindado lo que inició haciendo, porque es un derecho adquirido y, previendo una situación como esta, una de las tendencias sobre la gestión de personas que ya se está poniendo en práctica es contratar temporalmente a profesionales que lleven a cabo proyectos y luego que estos finalicen, también la relación laboral terminará.
Por qué escribo esto, precisamente porque hace unos días un ex jefe que tuve en una de las últimas empresas donde me vinculé laboralmente, me comentó sobre alguna experiencia que tuvo. Resulta que, en el pasado, tuvimos una compañera en el área donde laborábamos, quien por su capacidad, en algún momento, fue trasladada a otro país, dentro de la misma empresa, pero como coloquialmente decimos en Latinoamérica, “la sangre llama”, después de muchos años fuera del país, uno quiere acercarse lo más que se pueda, o, en el mejor de los casos, retornar al país de origen.
Pues bien, en el área que mi ex jefe gestionaba hubo un espacio para que esta ex compañera retornara a su país y hubo un acercamiento por parte de ella, quien mostró su intención de ocupar esta posición, porque pretendía retornar a su país.
Sin embargo, la sorpresa de mi ex jefe fue grande, cuando, en algún momento de la conversación, la ex compañera le describía, una a una, las condiciones con las que ella retornaría y para “formalizarlo”, posteriormente se lo escribió en un correo electrónico.
La situación, un tanto incómoda para mi ex jefe, causó un grado de asombro, porque algunas de las condiciones eran exageraciones, que al otorgarlas, de manera inmediata iban a crear un ambiente de inequidad dentro de todo el equipo.
Finalmente, el traslado no se concretó.
¿Qué nos muestra esta situación? Bueno, inicialmente, lo que les describí al principio: la costumbre se vuelve ley (derecho), por consiguiente es exigida.
Concluyendo, para que el colaborador no considere como derecho lo que el empresario le brida, es importante informarle que todo lo adicional puede cesar en algún momento, dependiendo de la situación financiera de la empresa, así como sucede con el bono por desempeño que se promete, siempre y cuando los resultados de la empresa se alcancen, ya que, como seres humanos y por la fuerza de la costumbre, el dichoso bono probablemente se considere ganado desde el inicio del período y, por consiguiente, el colaborador lo incluirá dentro de su presupuesto de ingresos, pensando que es un derecho ganado, ¿por qué?, porque el ser humano es experto en acomodarse y considerar como derecho un beneficio que el empresario brinda de manera voluntaria.
Comentarios
Publicar un comentario
¿Tienes algo constructivo para compartir?, ¡Adelante!