El Poder del Orden
Hace un par de
meses (noviembre 2022) terminé de leer uno de esos libros que llegan a tus
manos y casi al instante, cuando te adentras en su lectura, empiezas a ejecutar
lo que el libro ya te empezó a enseñar. Ese libro es EL PODER DEL ORDEN,
escrito por María GallayFuente: https://www.organizaciondelorden.com/home
¿Qué aprendí del
libro? En primer lugar, me sorprendió saber que existe la profesión de
Organizador Profesional y no sólo eso, sino que también están de moda y son muy
demandados.
En segundo
lugar, es importante definir a qué se dedican, pero antes, saber que no es un
organizador profesional: No son decoradores, tampoco remodelan, no organizan
eventos y menos hacen limpieza. Entonces, su trabajo consiste en devolver
funcionalidad a los espacios, objetos y rutinas, con el propósito de ser más
productivos.
Seguidamente, comprendí
el valor de las cosas, sí, las cosas y ser consciente de que éstas deben trabajar
para nosotros y no nosotros para estas.
Hoy en día están
de moda las tiendas que venden cosas baratas. Es bien sabido que, cuando visita
una de éstas, entra por una cosa y sale con tres más que no necesitaba, pero
estaban bonitas y las compara “por si
acaso”.
Por otro lado,
entre los hombres, hay aquellos que compran herramientas por si acaso algún día
se les atraviesa determinada necesidad. Pero no sólo son herramientas, también
son zapatos, camisas, corbatas, etc.
Entre las damas,
están aquellas que compran artilugios de belleza para las uñas de las manos,
para las manos, contra la resequedad, para los dedos de los pies, el pelo, la
cara, los codos, las estrías, etc.
Y si de guardar
se trata, los hombres guardamos camisas deportivas, aquellas que usábamos cuando
jugábamos con la categoría moscos, la sub-20, la sub-23, la sub-40 y hasta la
sub-60, porque cada una tiene un recuerdo en sí, pero ya no las usamos.
Y qué decir de
la ropa de nuestros seres queridos, quienes ya no están entre nosotros. En este
punto, el tema se vuelve un poco áspero, duro y hasta salvaje, pero cuando
comprendemos que todo aquello que guardamos resultan ser sólo cosas y que al
almacenarlas se adueñan de nuestro pasado, pero en el presente pueden
beneficiar a alguien más que las necesite.
¿Qué determina
que una cosa que usted tiene, es realmente importante? No hay duda, es la
respuesta a la pregunta simple: “¿cada cuánto usa esto? Si la respuesta es una
vez al año, a menos que sea por la temporada navideña u otra similar, esa cosa
sólo está engrosando el número de eso que tenemos sólo por tenerlo.
Personalmente,
¿qué fue lo primero que empecé a ver en mi guardarropa? Al principio de este
artículo mencionaba que este libro es igual de aquellos, pocos, por cierto, que
cuando los lees vas aplicando lo que te enseña. Entonces, me acerqué a las corbatas
y saqué más de la mitad. De esa mitad, tenía algunas que no había usado en
muchos años, desde que dejé de trabajar en una oficina. Además, por unos
problemas de rodilla, dejé de jugar fútbol, pero en mi gaveta conservaba
camisolas deportivas (remeras en otros países), medias y pantalonetas que me
regalaron cuando jugué con algunos equipos. ¿Y saben qué? Tenía muchos años de
no usar tan sólo una de estas. ¿Cuál fue mi decisión? Deshacerme de todas
estas. Las regalé.
Lo mismo hice
con otras pendas de vestir, es decir, pantalones, tshirts, camisas, calcetines, algunos nuevos, incluso trajes,
porque tampoco los usaba.
¿Cuál fue el resultado
de desprenderme de todo aquello? Creo que me siento más liviano. Sabiendo que
sólo debo usar aquello que en verdad me sirve y, claro, sigo aprendiendo de
esto. Como lo mencioné, hace dos meses terminé de leerlo y aunque he avanzado,
aún me falta dar una vuelta por mi caja de herramientas, porque tengo algunas
cosas que me han sobrado en los arreglos que algunas veces hice en mi casa y
que las guardo “por si acaso”, para algún día o momento que nunca llega.
Por último, ¿qué
más aprendí del libro? Dentro de nuestras familias hay aquellos se caracterizan
por ser bondadosos y que regalan cosas cada vez que los visitas. Cuando te
despides, siempre te ofrecen algo. Pueden ser macetas, flores, cubrecamas,
sillas plegables, una crema para la cara, un juego de espátulas o cuchillos de
cocina, un líquido para limpiar las llantas de tu carro, etc. Tú no sabes cómo llegaron
esas cosas a manos de tu familiar, pero, él o ella, con buena voluntad, te
regalan cosas. María Gallay te enseña a decir no: “Gracias, pero no lo
necesito, deberías regalárselo a otra persona que si lo necesita”. Esa acción
contribuirá a no continuar llevando cosas a tu casa y que después no sabes dónde
acomodarlas.
Para terminar,
quiero dejar una frase sencilla, pero muy poderosa, que María incluye en su
libro: “En lo referido a las cosas, todo tiene solución”.
Bibliografía
Gallay,
María. El poder del orden. Ciudad de México: Planeta Mexicana, S.A. de
C.V., 2019.
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