Nos aproximamos a esta declaración: “Aunque no crezcamos, mantengámonos”.

Por naturaleza, el ser humano quiere avanzar, crecer y desarrollarse. En el mundo empresarial esto es una realidad y año con año, cuando de preparación de los forecast del presupuesto se trata, siempre sale a relucir un porcentaje de crecimiento.

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Sin embargo, para todos es sabido (espero que así sea), que la situación económica a nivel global se está contrayendo en la mayoría de los ámbitos económicos.

En mi artículo anterior indicaba que me aventuré, dentro de un webinar al que fui invitado, a predecir que con cualquier otra crisis sanitaria, como la vivida a partir del 2019, el sector de la alimentación no debería de tener problemas, porque la lógica nos indica que las personas nunca dejan de comer. En este sentido, el razonamiento me llevó a esa conclusión.

A pesar de esto, en estos últimos meses la realidad nos está mostrando de forma anticipada lo que se viene para los siguientes meses: crisis alimentaria, provocada por las guerras, pero más por el cambio climático.

Ante esta situación, sin duda, las empresas y sus líderes visionarios tendrán que estar construyendo los posibles escenarios y como siempre, las desvinculaciones de personas irán en primer lugar.

Ahora bien, esto presionará a los líderes, quienes a su vez presionarán a sus equipos a conseguir los resultados que se presupuestaron y será, cada día más, una tarea titánica llegar a los indicadores o metas planificadas. Lo anterior, sin duda, creará tensión en la gestión, la que a su vez llegará hasta los colaboradores y, sin duda, la consecuencia se verá reflejada en la salud de las personas, manifestada por el estrés, falta de sueño y todo lo que esto conlleva al final de cuentas.

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Con este panorama, mi pregunta es: ¿llegaremos al momento de decir, “aunque no crezcamos, mantengámonos”? Es muy probable que sí, sin embargo, me temo que los compromisos financieros a los que se sometieron las empresas les presionarán no sólo a mantenerse sino a seguir creciendo, aún con los probables desafíos económicos que se avecinan.

Dentro de esto, me atrevo a hacer algunas sugerencias al respecto:

1.    Si usted es líder, sea empático con su equipo. La demasiada presión puede socavar la salud de ellos y esto se verá reflejado en un índice alto de rotación.

2.    Cualquier decisión de recorte de personas, comuníquelo de la forma más humana posible, mostrando las razones financieras o económicas que les están orillando a tomar estas decisiones.

3.    Si dentro del punto dos puede hacer algo como, por ejemplo, comunicarse con todo el equipo e indicarles que no tienen la intención de desvincular a nadie, pero que sus números no les respaldan para mantenerlos, a menos que puedan sacrificarse todos, reduciendo un porcentaje del salario y ahorrando en todos los costos posibles. Sin duda, los líderes que lo hagan, van a recibir el espaldarazo de apoyo de todo su equipo y crecerá esa actitud de agradecimiento y fidelización que tanto buscan crear las empresas en sus colaboradores, pero en condiciones normales.

Por último, si usted es líder y tiene a cargo una posición importante de la organización, sea consciente de la codicia humana (no desde lo peyorativo), esa que nos mueve a crecer más, para no presionar más allá de los límites a sus equipos, porque cual banda elástica, a mucha tensión esta se romperá en cualquier momento y puede ser que antes que la de su equipo, sea la suya la que ceda.

Diamantes
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La situación que se aproxima será muy desafiante y, de pronto, algunos líderes, sabidos de esto, estarán afilando sus mejores frases o creencias para que sus equipos alcancen los resultados como, por ejemplo: “sin presión no hay diamantes”, pero el problema será tal, que es probable que no haya diamantes para ninguno.

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