Víctimas del Marketing, del Sesgo y los Prejuicios
En
algunas ocasiones he conversado con algunos amigos sobre la supuesta libertad
de decisión que el ser humano tiene.
Digo
supuesta porque cuando de tomar de decisiones se trata, detrás de cualquiera de
estas hay un cúmulo de influencias o sesgos que nos hacen inclinarnos por una
opción por encima de la otra.
Y,
claro, no hablo de cepillarme los dientes o de bañarme a tal o cual hora, me
refiero a ese tipo de decisiones cuando tenemos que utilizar nuestros recursos
económicos y “razonamos” para tomar la mejor decisión.
También,
me refiero a otro tipo de decisiones donde nuestro futuro está en juego.
Hoy
quiero referirme a las primeras decisiones, las de tipo económico, y quiero
ejemplificarlo con una situación que sucedió en una familia cercana.
Una
de las hijas decidió comparar una SUV (en nuestro país las conocemos como camionetas),
que son esos automóviles todo terreno, pero familiares.
A
los pocos meses el padre compró una para él y por último, otra de las hijas
también compró una.
La
primera decisión de compra estuvo influenciada por diversos factores, pero ¿qué
influyó o sesgó el deseo de compra de las siguientes?
Al
hablar con cada uno de quienes la adquirieron después, ambos justificaban de
manera razonable su compra, brindando argumentos, pero, ¿serán conscientes que
lo que impulsó su deseo de compra fue la primera SUV que llegó en la familia?
De
pronto no lo interpretan de esa manera, pero finalmente resulta siendo el
principal factor que impulsó a que ellos también compraran una SUV. Otros dirán
que es presión social.
Fuente: https://vestuario.mercadolibre.cl |
Hace
pocos días mi hija salió para reunirse con una amiga. Luego nos comentó, a mi
esposa y a mí, que fuésemos a recogerla a determinado lugar. Antes que llegáramos,
mi hija ingresó a ese lugar vio lentes. Cuando llegamos, invitó a mi esposa, su
mamá, para que ingresaran, con la excusa que quería enseñarle algo. Yo me quedé
en el vehículo esperando.
Cuando
salieron, mi hija, que por cierto estaba usando un par de lentes, traía consigo
otro par de lentes que recién había comprado. Cuando le inquirí del porqué de
la compra, me dijo que los necesitaba. Le repliqué, pero si tienes un par
puestos, ¿por qué dices que los necesitas? Después del respectivo sermón de
padre, quise darle consejos sobre economía y finanzas personales, pero no me
escuchó y cuando el ambiente se tornó un poco tenso, se me ocurrió decirle, de
forma sarcástica, que era otra “víctima del marketing”. (Si, lo confieso, a
veces soy sarcástico.)
En este punto es donde yo pregunto: ¿En dónde está la libertad del ser humano para tomar
decisiones? Sinceramente, creo que no existe tal libertad, en especial en
procesos de compra.
El
sesgo provocado por el marketing está a la orden del día y nos impulsa a
comprar “x” o “y” marca y, al final, caemos en sus redes, lo ignoramos, y luego
lo justificamos con razonamientos.
¡Uff!,
quería que este artículo fuera más cortito. Así son los de este tiempo, pero no
puedo quedarme hasta aquí.
Pues
bien, como profesional en RH cada vez me pregunto por la influencia del sesgo o
prejuicios que los seres humanos tenemos al momento de seleccionar a un
candidato.
Fuente: http://www.talenetic.com/ |
¿Será
posible que nosotros, los expertos en sesgo y prejuicios no caigamos en esta
trampa?
Aquí
podría usted responder. “Bueno, como
profesional de RH solo proveo candidatos de acuerdo a un perfil y los
jefes son quienes al final toman la decisión” y eso es cierto en una
cultura corporativa donde RH tiene una buena reputación un lugar ganado dentro
de la toma de decisiones. Sin embargo, a pesar de lo anterior, a usted, como
experto en RH, le preguntarán qué candidato prefiere, porque su opinión vale en
todo el proceso.
En
una oportunidad, facilitando un curso sobre los sistemas de pensamiento 1 y 2 o
Rápido y Lento, que Daniel Kahneman expone en su libro, “Pensar Rápido, Pensar
Despacio” le pregunté a una psicóloga, experta reclutadora en RH, si era
consciente del sesgo o prejuicios en sus procesos de reclutamiento y selección
y me dijo que ella no era afectada por esto. Bueno, pensé para mis adentros,
habrá dejado de ser humana para no ser afectada pro esto. (¡Otro sarcasmo!,
Perdónnnn!
Pero
como de aprender se trata, en mis momentos de reflexión al respecto,
veo a un ser humano que es preso de las influencias del exterior, esclavo de
ideas y pensamientos de otros, entonces, me preguntó, ¿Qué hacer para minimizar
esta condición humana?
Lo
único a lo que he llegado como conclusión es que el reclutador debe ser
consciente, estar alerta de esta condición y evitar, en la medida de su
alerta, no dejarse influir por cualquier cosa. De ahí en adelante, las
herramientas que tengamos para predecir el comportamiento del candidato, solo
nos brindarán la punta de iceberg.
Comentarios
Publicar un comentario
¿Tienes algo constructivo para compartir?, ¡Adelante!